dijous, de juliol 02, 2009

Per què llegim?

Recupero un bell article (com tots els de l'autor) de Gustavo Martín Garzo, que fou publicat a El País el passat 7 de juny, en el que mostra que, de fet, els llibres no tan sols ens endinsen en històries que valen la pena (o no), sinó que haurien de permetre convertir la nostra vida en una història digna de narrar. Vegeu-en alguns fragments:
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¿Todo está en los libros? De alguna forma sí, porque los libros proceden de la vida. Edith Wharton (...) se permite dar un consejo a los jóvenes aprendices de escritores: "Si quieres escribir una historia de fantasmas debes sentir miedo al hacerlo".

Los libros nos ofrecen imágenes y palabras que tal vez ayudaron a vivir a otros hombres, y que pueden ayudarnos a nosotros, pero no se confunden con la vida ni pueden sustituirla.

La poesía nos lleva a los lugares soñados donde yacen los tesoros, pero a la vez nos permite regresar de ellos con las bolsas repletas. ¿Para qué serviría un tesoro si no se pudiera robar? Un tesoro no es nada sin un lugar real donde ser ofrecido o repartido. Y ese lugar real es la vida de todos los lectores del mundo.

Jorge Luis Borges (...) da gracias (...) por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad.

Los libros están hechos de palabras, pero nuestra vida también. Ser hombre es vivir en el lenguaje, recibir esos dones que, en gran parte, se confunden con las palabras. Stéphane Mallarmé dijo que el mundo se creó para culminar en un hermoso libro, y vivimos tratando que nuestra vida se transforme en una historia que merezca la pena escuchar.

Cuando voy a dar charlas a los institutos de enseñanza media siempre digo a chicos y chicas que por mucho que se empeñen no pueden escapar a la literatura. No importa que no lean, que no abran un libro jamás, pues la literatura, la poesía, forma parte de ellos.

Por ejemplo, el amor es una experiencia así.

La única manera de escapar a la literatura, sigo diciéndoles a mis jóvenes interlocutores, es dejar de vivir o tener una vida vulgar, cosa que ninguno de ellos obviamente desea.

¿Y qué nos dicen esos libros? Algo muy simple: que podemos traernos cosas de los sueños.

No leemos porque queramos escapar del mundo, ni para sustituirle por otro hecho a la medida de nuestros deseos, sino para ser reales.

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Il·lustracions: Damiano Calì, The Book's lover, 2007; Antonio de Pereda, San Jerónimo, 1643.
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