dimecres, de gener 06, 2010

No véns?

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En tanto bebía su ron, ella pensaba está exaltado, siempre sepone así, necesita demostrarme que es el más fuerte, que las cosas materiales no le interesan; que lo que desea es escribir y que yo lo dmire por eso y lo quiera no por lo que tiene, sino por lo que puede hacer desinteresadamente; que yo rea, como lo creo, que estaría dispuesto a dejarse matar por las tonerías de la lietartura, o por un cuadro, o por ese tipo de cosas que todos admiran con razón, pero qíén iría a pensar en hacer lo mismo por una guerra, o porecisamente por las estupideces de que se ocupan otros, tipo negocios o qué (...).
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- ¿No vienes?
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Por lo general, a las once y media de la noche uno se encuentra más que cansado del trabajo, de laspruebas deimprenta, de caminar con zapatos nuevos, de la oficina, de los amigos, de sí mismo, de discutir, de comer jamón con pan, de ganar premios, del propio entusiasmo; aparte de que a esa hora el alcohol lo hace a uno ver no sólo menos difícil el día siguiente sinó muchísimo más fácil el glorioso futuro; de manera que pensando en frescas sábanas y en lo que le esperaba en ellas respondió conciliador y esperanzado mientras tomaba rápidamente una última copa:
- Sí.
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Augusto Monterroso, fragments de "De lo circunstancial a lo efímero", a Cuentos, Alianza Editorial, Madrid 2008 (5), pp. 152 i 154. Foto: Jan Saudek, "Dona blanca" (1982).
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