dijous, de maig 13, 2010

Miquel Siguan

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Amb motiu de traspàs, dissabte passat, del sociolingüista Miquel Siguan, hi ha hagut diversos articles obituaris i, en ells, a banda de destacar el seu compromís amb el país i la llengua, detaca les seves tesis quant a la convivència i pluralitat lingüística a Espanya, tesis no massa compartides pels nacionalistes d'un i altre signe (que no entenen una nació sense més que una sola llengua), i que ha agafat els darrenys anys amb força Albert Branchadell (mireu el meu post Escolti'm, ministre). Jo em quedo amb l'article que feia Francesc Arroyo a El País, on hi diu, entre d'altres coses:
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De sus obras, una de las más influyentes y debatidas fue España plurilingüe. En ella, a partir de los trabajos sobre psicolin-güística realizados a lo largo de su vida universitaria, reflexionaba sobre la convivencia del castellano y el catalán en Cataluña y de las diversas lenguas peninsulares en el conjunto de España. Y acababa con un canto a la pluralidad. Especialmente la lingüística. Para Siguán, una lengua con pocos hablantes (siempre en términos relativos) tiene perfecto derecho a existir, pero no debe perder de vista que no siempre eso es lo mejor para los ciudadanos. Como ejemplo señalaba países como Holanda y Dinamarca, que habían apostado claramente por dotar a sus nacionales de más de un idioma. En realidad, sostenía en esa obra, la afirmación de la identidad entre nación e idioma no se sostiene, aunque se trate de un prejuicio romántico con abundantes defensores.

Pero eso, sostenía, no debe llevar al abandono de las lenguas minoritarias en beneficio de las que tengan mayor presencia mundial. Por ejemplo, defendía que en la multilingüe Unión Europea habría que evitar que el inglés se convirtiera en la segunda lengua de todos. Y no dejaba de mostrar su perplejidad ante el hecho de que, frente a esa tendencia, la voz principal fuera la de Francia, cuya política interior es abiertamente contraria al pluralismo lingüístico. España, afirmaba, a trancas y barrancas ha terminado por espolear la pluralidad incluso en territorios gobernados por la derecha españolista (caso de la Galicia del PP) lo que haría que pudiera defender la pluralidad en la UE con muchos más argumentos.
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